Un espeluznate debate, acorde con los tiempos, recorre el aparato académico y de inteligencia ruso. El disparo de Sergey Karaganov en forma de artículo, abogando por un ataque nuclear preventivo contra Occidente, ha desatado la polémica.
Dada la extraña ausencia de información sobre este tema, que al otro lado de Europa está desatando pasiones, voy a publicar aquí, en inglés y en formato pdf, el artículo en cuestión de Sergey Karaganov, así como dos respuestas aparecidas en el último boletín informativo semanal del RIAC.
Empezamos con el documento «Una decisión difícil pero necesaria. El uso de armas nucleares puede salvar a la humanidad de una catástrofe global»
«Тяжкое, но необходимое решение. Применение ядерного оружия может уберечь человечество от глобальной катастрофы»
La primera respuesta que quiero compartir, es la de Ivan Timofeev: «A Preemtive Nuclear Strike? No!»
ABSTRACT
El artículo de Sergei Karaganov sobre la necesidad de tomar una difícil decisión a favor de un ataque nuclear preventivo contra alguna nación de la OTAN en Europa del Este ha suscitado, como era de esperar, una amplia respuesta. Algunos lo tomaron como un curso de acción, otros lo vieron como un trolling de audiencias internas y externas. Otros lo consideraron una sutil señal a Occidente, ideada de antemano en la cocina política y expresada por un eminente académico.
La posición oficial difiere claramente de las soluciones propuestas en el artículo. El pasado noviembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso subrayó explícitamente la inadmisibilidad del uso de armas nucleares, limitando esta posibilidad a las condiciones especificadas en la doctrina nuclear rusa. Además, las especulaciones de los medios de comunicación occidentales sobre el «chantaje nuclear ruso» fueron consideradas legítimamente por las autoridades rusas como un elemento de guerra informativa y propaganda antirrusa. El 16 de junio, el presidente ruso habló en el mismo sentido en el Foro Económico de San Petersburgo. ¿Quizás, el patriarca de la escuela rusa del realismo sabe más que otros, mirando anticipadamente más allá del horizonte y expresando lo que apenas empieza a flotar alrededor? De hecho, el escenario propuesto es descabellado. Sin embargo, el escenario de una operación militar especial parecía igual de descabellado a la inmensa mayoría de los observadores hasta febrero de 2022. De hecho, parecía improbable desde la perspectiva de los últimos treinta años. Y, sin embargo, se materializó. ¿Quizá ha llegado el momento de romper el esquema habitual de las cosas?
Independientemente de los motivos que haya detrás de esta propuesta, requiere una reflexión racional, teniendo en cuenta la importancia fundamental de la cuestión. Al fin y al cabo, estamos hablando de armas nucleares, que se asocian no sólo a una ruptura, sino a un posible fin de todo para todos. Parece que el uso preventivo de armas nucleares no resolverá los problemas entre Rusia y Occidente. Agravará significativamente la posición internacional de Rusia, por no mencionar los riesgos de escalada hacia un intercambio a gran escala de ataques nucleares con armas estratégicas ofensivas.
No hay ninguna razón evidente para creer que las élites occidentales perderán los nervios a la hora de responder a un ataque nuclear, y mucho menos que se rendirán y «se perderán», dejando sola a Rusia. Más bien al contrario. Sólo conseguirán más argumentos en apoyo de su posición, se consolidarán y movilizarán. Intentarán mantener la escalada bajo control, golpeando cuando y donde lo consideren necesario y conveniente.
Sergei Karaganov es bastante preciso al evaluar los riesgos actuales de una escalada lenta. Occidente está subiendo gradualmente el listón de los suministros de armas a Ucrania. Si antes hablaban de sistemas defensivos, ahora los complementan gradualmente con armas ofensivas cada vez más avanzadas. A grandes rasgos, están intentando cocinar a Rusia a fuego lento. La escalada nuclear es una forma de saltar de la caldera, llevando bruscamente la temperatura al punto de ebullición. El problema es que después de saltar de la caldera, se puede entrar directamente en el fuego.
La cuestión que se plantea es la siguiente: si las propuestas que se barajan son arriesgadas a la vez que improbables para resolver los problemas con Occidente, ¿hay alguna alternativa? La hay. Una alternativa sería vivir con una «herida sangrante» en forma de un Occidente y una Ucrania hostiles, pero entendiendo que el enfrentamiento con Rusia es también una «herida sangrante» para Occidente, que irá perdiendo recursos y capital político.
No sólo Rusia, sino también el omnipotente Occidente, hierve lentamente. Tal «herida» no parece un problema desorbitado para Estados Unidos, dado su enorme potencial. Pero las relaciones con China, que hierven lentamente, están cambiando la naturaleza y el peligro de la «herida» en forma de una Rusia hostil.
Las armas nucleares conservan su importancia como elemento disuasorio. Si se produjera una agresión militar directa contra Rusia o una amenaza a la propia existencia del Estado, su uso puede llegar a ser inevitable en pleno cumplimiento de los Principios Básicos de la Política Estatal de la Federación Rusa sobre Disuasión Nuclear. En caso contrario, deberán utilizarse otros instrumentos de política exterior.
Y para terminar, de momento, el artículo de Dmitry Trenin «The US and its allies are playing ‘Russian Roulette’. You’d almost think they want a nuclear war»
ABSTRACT
El reciente artículo del profesor Sergey Karaganov sacó a la luz pública la espinosa cuestión del uso de armas nucleares en el conflicto de Ucrania. Muchas reacciones al artículo se reducen al conocido razonamiento de que no puede haber vencedores en una guerra nuclear y, por tanto, no se puede luchar contra ella.
En este contexto, el Presidente Vladimir Putin, respondiendo a una pregunta en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, dijo que las armas nucleares son un elemento de disuasión y que las condiciones para su uso están definidas en una doctrina publicada. Explicó que la posibilidad teórica de utilizar estas armas existe, pero no hay necesidad de utilizarlas ahora.
En principio, las armas nucleares han estado «sobre la mesa» para Rusia desde el principio del conflicto ucraniano, precisamente como medio de disuadir a Estados Unidos y a sus aliados de implicarse directamente. Sin embargo, los repetidos recordatorios públicos de Putin y otros funcionarios sobre el estatus nuclear de Rusia no han impedido hasta ahora una creciente escalada de la participación de la OTAN. Como resultado, ha quedado claro que la disuasión nuclear, en la que muchos en Moscú han confiado como medio creíble para asegurar los intereses vitales del país, ha demostrado ser una herramienta mucho más limitada de lo que esperaban.