25 años han pasado ya. Y por supuesto los criminales prefieren no recordar sus crímenes. En un estúpido gesto, Francia ha bloqueado una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU con motivo del 25 aniversario de la agresión ilegal de la OTAN a lo que quedaba de Yugoslavia (Serbia y Montenegro).
Hora de recordar y de estudiar fuentes históricas.
Como suele ser el modus operandi habitual de estos criminales reincidentes, siempre comienzan creando un motivo, una excusa «humanitaria». Aquí el papel de los Verdes Alemanes, como hoy en día, no tiene precio. Entonces ni existía un genocidio contra los albanokosovares en marcha, ni estaba siendo planificado, y atacaron con ese motivo inventado a un país soberano. Hoy tienen un genocidio en marcha en vivo y en directo en Gaza cometido por Israel y los mismos Verdes, en el mismo Ministerio, apoyan sin vergüenza alguna a su aliado sionista.
En aquellos días Joschka Fischer (de los Verdes) era el responsable de Exteriores del Régimen alemán. En palabras del IALANA (Asociación Internacional de Juristas contra las Armas Nucleares):
El Ministerio de Joschka Fischer ha justificado su intervención en Kosovo por la «catástrofe humanitaria», «genocidio» y «limpieza étnica», especialmente en los meses inmediatamente anteriores al ataque de la OTAN. Los siguientes documentos internos del ministerio de Fischer y de varios Tribunales Administrativos regionales de Alemania, que abarcan el año anterior al inicio de los ataques aéreos de la OTAN, atestiguan que no se cumplieron los criterios de limpieza étnica y genocidio.
Los documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores respondían a las necesidades de los tribunales a la hora de decidir el estatus de los refugiados albanokosovares en Alemania. Aunque en estos casos se podría suponer un sesgo a favor de restar importancia a una catástrofe humanitaria para limitar el número de refugiados, sigue siendo muy significativo que el Ministerio de Asuntos Exteriores, en contraste con su afirmación pública de limpieza étnica y genocidio para justificar la intervención de la OTAN, siguiera negando en privado su existencia como política yugoslava en este periodo crucial. Y esta siguió siendo su valoración incluso en marzo de este año.
Así pues, estos documentos tienden a demostrar que detener el genocidio no fue la razón por la que el gobierno alemán, y por implicación la OTAN, intervinieron en Kosovo, y que el genocidio (tal y como se entiende en el derecho alemán e internacional) en Kosovo no precedió a los bombardeos de la OTAN, al menos no desde principios de 1998 hasta marzo de 1999, sino que (la Limpieza étnica) es producto de ellos (y se ha cometido contra los sebios, no contra los kosovares).Documentación:
Recopilado por la Asociación Internacional de Juristas contra las Armas Nucleares
1: Dictamen del Tribunal Superior Administrativo de Munster, 11 de marzo de 1999 (Az: 13A 3894/94.A):
«Los albaneses étnicos de Kosovo no han estado ni están ahora expuestos a persecución grupal regional o nacional en la República Federal de Yugoslavia». (Tesis 1)
2: Dictamen del Tribunal Administrativo de Baviera, 29 de octubre de 1998 (Az: 22 BA 94.34252): «Los informes de situación del Ministerio de Asuntos Exteriores de 6 de mayo, 8 de junio y 13 de julio de 1998, entregados a los demandantes en la citación a deliberación verbal, no permiten concluir que exista persecución grupal de los albaneses étnicos de Kosovo. Ni siquiera la persecución grupal regional, aplicada a todos los albaneses étnicos de una parte específica de Kosovo, puede observarse con suficiente certeza. Las acciones violentas del ejército y la policía yugoslavos desde febrero de 1998 tenían como objetivo las actividades separatistas y no son prueba de una persecución de todo el grupo étnico albanés de Kosovo o de una parte del mismo.
Lo que hubo en las acciones y excesos violentos yugoslavos desde febrero de 1998 fue una acción selectiva por la fuerza contra el movimiento militar clandestino (especialmente el ELK) y las personas en contacto inmediato con él en sus zonas de operaciones. …No existe ni ahora ni antes un programa o persecución estatal dirigido contra todo el grupo étnico de los albaneses».
3: Informe de inteligencia del Ministerio de Asuntos Exteriores del 12 de enero de 1999 al Tribunal Administrativo de Tréveris (Az: 514-516.80/32 426):«Ni siquiera en Kosovo es verificable una persecución política explícita vinculada a la etnia albanesa.
El este de Kosovo todavía no está implicado en un conflicto armado. La vida pública en ciudades como Pristina,Urosevac, Gnjilan, etc. ha continuado, en todo el periodo de conflicto, sobre una base relativamente normal».
Las «acciones de las fuerzas de seguridad (no estaban) dirigidas contra los albanokosovares como grupo étnicamente definido, sino contra el oponente militar y sus partidarios reales o supuestos.»4: Informe de inteligencia del Ministerio de Asuntos Exteriores del 6 de enero de 1999 al Tribunal Administrativo de Baviera, Ansbach:
«En este momento, se observa una tendencia creciente dentro de la República Federal de Yugoslavia de refugiados que regresan a sus viviendas. … A pesar de la desoladora situación económica en la República Federal de Yugoslavia (según información oficial de la República Federal de Yugoslavia 700.000 refugiados de Croacia, Bosnia y Herzegovina han encontrado alojamiento desde 1991), no se conocen casos de malnutrición crónica o tratamiento médico insuficiente entre los refugiados y no se ha observado una falta de vivienda significativa. … Según la evaluación del Ministerio de Asuntos Exteriores, los albanokosovares individuales (y sus familiares directos) siguen teniendo posibilidades limitadas de establecerse en aquellas partes de Yugoslavia en las que ya viven sus compatriotas o amigos y que están dispuestos a acogerles y apoyarles.»5. Informe del Ministerio de Asuntos Exteriores de 15 de marzo de 1999 (Az: 514-516,80/33841) al Tribunal Administrativo de Maguncia: «Como se expone en el informe de situación de 18 de noviembre de 1998, el ELK ha reanudado sus posiciones tras la retirada parcial de las fuerzas de seguridad (serbias) en octubre de 1998, por lo que vuelve a controlar amplias zonas de la zona de conflicto. Antes del comienzo de la primavera de 1999 seguían produciéndose enfrentamientos entre el ELK y las fuerzas de seguridad, aunque hasta ahora no han alcanzado la intensidad de los combates de la primavera y el verano de 1998».
6. Dictamen del Tribunal Administrativo de Baden-Wrttemberg, 4 de febrero de 1999 (Az: A 14 S
22276/98): «Los diversos informes presentados al Senado coinciden todos en que se ha evitado la catástrofe humanitaria tantas veces temida que amenazaba a la población civil albanesa. … Este parece ser el caso desde la finalización de los combates en relación con un acuerdo alcanzado con los dirigentes serbios a finales de 1998 (Informe de situación del Ministerio de Asuntos Exteriores, 18 de noviembre de 1998). Desde entonces, tanto la situación de seguridad como las condiciones de vida de la población de origen albanés han mejorado notablemente. … Concretamente en las ciudades más grandes, la vida pública ha vuelto desde entonces a una relativa normalidad (cf. sobre esto Ministerio de Asuntos Exteriores, 12 de enero de 1999 al Tribunal Administrativo de Tréveris; 28 de diciembre de 1998 al Tribunal Administrativo Superior de Lneberg y 23 de diciembre de 1998 al Tribunal Administrativo de Kassel), aunque entretanto han aumentado las tensiones entre los grupos de población debido a actos individuales de violencia… Los casos aislados de actos excesivos de violencia contra la población civil, por ejemplo en Račak, se han achacado en la opinión mundial a la parte serbia y han suscitado una gran indignación. Pero el número y la frecuencia de tales excesos no justifican la conclusión de que todos los albaneses que viven en Kosovo estén expuestos a un peligro extremo para su vida y su integridad física, ni que todos los que regresan allí estén amenazados de muerte y lesiones graves.»7: Dictamen del Tribunal Superior Administrativo de Munster, 24 de febrero de 1999 (Az: 14 A3840/94,A):«No existen pruebas reales suficientes de un programa secreto, o de un consenso tácito por parte serbia, para liquidar al pueblo albanés, expulsarlo o perseguirlo de otro modo en la forma extrema descrita actualmente. … Si el poder estatal serbio aplica sus leyes y, al hacerlo, ejerce necesariamente presión sobre un grupo étnico albanés que da la espalda al Estado y está a favor de apoyar un boicot, entonces la dirección objetiva de estas medidas no es la de una persecución programática de este grupo de población … Incluso si el Estado serbio aceptara benévolamente o incluso pretendiera que una parte de la ciudadanía que se ve en una situación desesperada o se opone a las medidas obligatorias, emigrara, esto seguiría sin representar un programa de persecución dirigido a la totalidad de la mayoría albanesa (en Kosovo).»
«Si, además, el Estado (yugoslavo) reacciona ante los intentos separatistas con una ejecución coherente y dura de sus leyes y con medidas antiseparatistas, y si algunos de los implicados deciden marcharse al extranjero como consecuencia de ello, esto sigue sin ser una política deliberada del Estado (yugoslavo) dirigida a condenar al ostracismo y expulsar a la minoría; por el contrario, está dirigida a mantener a este pueblo dentro de la federación estatal.»
Excerpts from the these official documents were obtained by IALANA (International Association of Lawyers Against Nuclear Arms) which sent them to various media. The texts used here were published in the German daily junge welt on April 24, 1999. (See http://www.jungewelt.de/1999/04-24/011.shtml as well as the commentary at http://www.jungewelt.de/1999/04-24/001.shtml).
«Los acontecimientos ocurridos desde febrero y marzo de 1998 no evidencian un programa de persecución basado en la etnia albanesa. Las medidas adoptadas por las fuerzas armadas serbias están dirigidas en primera instancia a combatir al ELK y a sus supuestos adherentes y simpatizantes.»

A esto hay que añadir la supuesta masacre de Račak, que fue una operación antiterrorista convertida por la magia de los media occidentales en un «acto genocida». A este respecto, podemos leer un texto escrito por Rafael Poch de Feliu y publicado en La Vanguardia el 31 de enero del 2012.
La amargura del policía alemán Hensch . – Un testigo evoca la manipulación con la que el gobierno alemán fabricó el consenso belicista para intervenir en Kosovo
La Vanguardia | 31/01/2012 – 10:03h
RAFAEL POCH | BERLÍN
Henning Hensch, un policía alemán retirado con carnet del SPD, se declara aun dolido por lo que vivió en 1999, pero, ¿a quien le interesa hoy la guerra de Kosovo, si ya nos hemos olvidado de la de Libia y preparamos la de Irán? Este jubilado de la localidad de Lütjenburg, en el extremo norte de Alemania, continúa dándole vueltas.
En 1998 fue uno de los seleccionados por el ministerio de exteriores para engrosar los equipos de observadores de la OSCE en Kosovo. En esa calidad actuó como perito en Rachak y Rugovo, dos localidades albanesas en las que su gobierno, socialdemócrata, engañó a la opinión pública escenificando dos masacres que no lo fueron. La primera guerra con participación de Alemania desde Hitler, comenzó con esas mentiras.
“Este era un país opuesto a la guerra y consiguieron que, por primera vez en más de cincuenta años, se metiera en una”, explica por teléfono Hensch, que confiesa que, “antes de esa experiencias nunca imaginé que en mi país pudiera pasar algo así, es decir que el gobierno y la prensa mintieran al unísono y engañaran a la población”.
Todavía hoy, trece años después, se confiesa “amargado” por ello. El día 15 Hensch explicó su historia en un documental de la televisión NRD. En 1999 habría sido una bomba, pero ¿hoy?
La masacre que no fue
Rachak y Rugovo son dos pueblos del noroeste de Kosovo, al sur de la capital de distrito de Pec. Con la frontera albanesa muy cerca, en 1998 la región era zona de acción de la guerrilla albanesa UCK, sostenida y financiada por la OTAN, la CIA y el servicio secreto británico.
Aquel año la UCK cometió tantos desmanes con civiles serbios, gitanos y albaneses “colaboracionistas” que su jefe local, Ramush Haradinaj, luego primer ministro de Kosovo, hasta llegó a ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra por un tribunal que era comparsa de la OTAN.
Haradinaj fue absuelto, entre otras cosas porque diez de los nueve testigos que debían declarar contra él fueron eliminados antes de que pudieran hacerlo, unos en “accidentes de tráfico”, otros en “peleas de bar”, otros en atentados. Así hasta nueve.
En cualquier caso, a principios de 1999 el ejército yugoslavo respondió con gran fuerza a aquella ofensiva de la UCK teledirigida por la OTAN, con una contraofensiva.
Cerca de Rachak y de Rugova varias decenas de guerrilleros albaneses cayeron en emboscadas ante el ejército. Hensch estuvo allí. Vio a los guerrilleros muertos con sus armas, carnets y emblemas de la UCK cosidos en sus guerreras. En Rugovo, los yugoslavos juntaron los cadáveres en el pueblo y los observadores de la OSCE hicieron fotos.
“Esas fotos, convenientemente filtradas de todo rastro de armas y emblemas de la UCK, hicieron pasar lo que fue un enfrentamiento militar con grupos armados, por pruebas de una masacre de civiles”, dice Hensch. “Ambos bandos cometían exactamente los mismos crímenes, pero había que poner toda la responsabilidad sólo sobre uno de ellos”, dice el policía jubilado.
El 27 de abril el entonces ministro socialdemócrata de defensa alemán, Rudolf Scharping, presentó en rueda de prensa aquellas fotos en las que se veía los cadáveres de los guerrilleros amontonados en el papel de civiles inocentes masacrados.
Al día siguiente, el diario Bild publicaba una de ellas en portada con el titular: “Por esto hacemos la guerra”.
Cambiar un consenso pacifista
La generación de Hensch estaba cansada de guerras. Hasta los años ochenta en la sociedad había un enorme consenso pacifista, algo que atravesaba incluso a los partidos de la derecha y por supuesto al SPD, el partido de Hensch.
“Teníamos una guerra terrible a nuestras espaldas y decíamos “nunca más”, así fuimos socializados”, recuerda Albrecht Müller, antiguo funcionario de la administración de Willy Brandt, que desempolva el programa de su partido de diciembre de 1989:
“Nuestra meta es disolver los bloques militares mediante un orden de paz europeo”. El hundimiento del bloque del Este reduce el sentido de las alianzas militares e incrementa el de las alianzas políticas (…) se abre la perspectiva para un fin del estacionamiento de las fuerzas armadas americanas y soviéticas fuera de su territorio en Europa”.
“El Bundeswehr tiene que limitarse exclusivamente a la defensa del país”. Desde la guerra contra Yugoslavia ese estado de ánimo se ha cambiado por un nuevo catálogo: El uso del ejercito es posible sin haber agotado los escenarios de negociación, la OTAN puede ser utilizada fuera de su área, el Bundeswehr ya no limita su función a la defensa del país, sino que puede usarse en Kosovo o en el Hindukush, y el ejercito puede utilizarse para proteger las rutas comerciales, el abastecimiento de materias primas, explica.
Para cambiar ese consenso nacional la OTAN, el gobierno de socialdemócratas y verdes (1998-2005) y los medios de comunicación, se tuvieron que emplear a fondo.
El “Media Operation Center” de la OTAN dirigido por el infame Jamie Shea, fue una fábrica de mentiras, que los periodistas retransmitían. Shea, un hombre deshonesto, decía que el truco era, “mantener a los periodistas lo más ocupados posible, alimentándoles constantemente con briefings, de tal manera que no tengan tiempo para buscar información por si mismos”.
Años después Shea dijo que, “si hubiéramos perdido la opinión pública alemana, la habríamos perdido en toda Europa”.
Fabricar la versión del conflicto
El relato del conjunto de la guerra en los Balcanes se basó en una fenomenal sarta de mentiras, amnesias y omisiones. Primero los croatas, luego los bosnios y finalmente el UCK, utilizaron los servicios de la misma empresa de relaciones públicas norteamericana, Ruder Finn, que entre los años sesenta y los noventa había sido contratada por Philip Morris para enturbiar la evidencia de los nocivos efectos del tabaquismo. La opinión pública europea fue intoxicada.
Como hoy se conoce perfectamente, antes de la intervención de la OTAN no había en el conflicto de Kosovo la “catástrofe humanitaria” que las potencias se inventaron para intervenir, sino una violencia que en 1998 partió de la UCK y a la que el ejército yugoslavo respondió con la misma violencia, explicaron miembros del equipo de la OSCE como el general alemán retirado Heinz Loquai y la diplomática estadounidense Norma Brown en el documental de la cadena de televisión alemana “Es began mit einer Lüge” (comenzó con una mentira).
Los medios alemanes ignoraron tres datos fundamentales: la tradicional hostilidad de su país hacia Yugoslavia, que medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Der Spiegel y Die Welt consideraban una “creación artificial”.
El hecho de tanto croatas como bosnios musulmanes, liderados en los noventa por dirigentes de la misma calaña que Milosevic, habían sido aliados de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y partícipes, junto con los alemanes, del genocidio de un millón de serbios desencadenado entonces por los nazis.
Y en tercer lugar, la naturaleza ilegal de las acciones militares de la OTAN desde el punto de vista de la ley internacional. El ministro de exteriores verde Josef Fischer comparó a “los serbios” con los nazis y al conflicto de Kosovo con Auschwitz, comparaciones que el General Loquai califica de monstruosas, “espacialmente en boca de un alemán”. Algunas de las mentiras concretas y puntuales fueron las siguientes:
Mecanismo con futuro
El ministro de defensa Rudolf Scharping dijo antes de la intervención que los serbios habían matado a 100.000 albaneses en Kosovo. La realidad es que se contabilizaron entre cinco mil y siete mil, entre muertos y desaparecidos, todos los bandos juntos e incluidas las víctimas de bombas de la OTAN.
Scharping suscribió la leyenda del “plan herradura” de Milosevic: rodear a la población albanesa y deportarla antes del inicio de los bombardeos. Mencionó la “expulsión de millones” y “400.000 refugiados” albaneses antes del inicio de la operación de la OTAN.
La realidad fue que para verano de 1999, a las pocas semanas de la ocupación de Kosovo por la OTAN, 230.000 serbios, montenegrinos, gitanos y albaneses “colaboracionistas” fueron expulsados de Kosovo mientras en la región había 46.000 soldados de la OTAN, es decir uno por cada cuatro expulsados.
Pueblos que habían sido destruidos después de iniciada la guerra por la OTAN se presentaron como destruidos antes, como incentivo para iniciarla.
Se ocultó que la miseria de los refugiados albaneses y su estampida también era consecuencia de los ataques de la OTAN.
Scharping informó del inexistente “campo de concentración” de Milosevic en el estadio de Pristina con “varios miles de internados”. Diez años después, el ministro dijo que sólo eran “sospechas”.
Se informó falsamente de “cinco dirigentes albaneses” ejecutados y de “veinte profesores” albaneses fusilados ante sus alumnos.
Todo ello se hizo para justificar más de 6000 ataques de la OTAN sin mandato de la ONU cuyo sentido era demostrar que la OTAN tenía razón de ser y aprovechar las violencias –agravadas por la intervención de las potencias – para disolver Yugoslavia, un estado anómalo en el nuevo orden europeo posterior al fin de la guerra fría. Ningún político y medio de comunicación se ha disculpado y la misma constelación actúa, y está preparada para actuar, en los conflictos del presente y el futuro.