A continuación, incluyo una traducción del artículo, con dos artículos integrados descargables (en inglés) de la Marine Corps Gazette, citados por el Mayor Denzel y que enriquecen el estudio propuesto en esta breves líneas.
La guerra de maniobras es sólo arte operacional
Reformular el MCDP-1 para sintetizar la ciencia del desgaste con el arte de la maniobra.
La doctrina fundacional del Cuerpo de Marines, la Publicación Doctrinal del Cuerpo de Marines (MCDP) 1: Warfighting, ha tenido un impacto cultural tan profundo en el servicio que cualquier debate sobre su reescritura es polémico. Sin embargo, hay que reescribirla, no porque sea errónea, sino porque está redactada de una forma que confunde el carácter de la guerra con su naturaleza. El problema fundamental de la concepción de la guerra de maniobras del MCDP-1 es que ya existe un término para designarla: arte operacional. El MCDP-1 se publicó originalmente en 1989 comoFleet Marine Force Manual 1: Warfighting. Los debates sobre la guerra de maniobras que lo precedieron se habían centrado en los fracasos de la Guerra de Vietnam, en la que una forma de guerra aparentemente científica no tradujo el éxito táctico en victoria estratégica. Examinando los mismos fracasos, el ejército estadounidense desarrolló ideas similares en lo que hoy se conoce como arte operacional, que trata de diseñar y vincular las acciones tácticas para alcanzar fines operativos y estratégicos. Sin embargo, el Warfighting se basó en gran medida en las ideas, a menudo inescrutables, del teórico militar y veterano de las Fuerzas Aéreas John Boyd, en particular el bucle OODA (observar, orientar, decidir, actuar). Bill Lind, un controvertido ayudante de los senadores Robert Taft y Gary Hart, interpretó radicalmente a Boyd y defendió celosamente algunas de sus ideas, expresadas en la guerra de maniobras. El Cuerpo de Marines acabó con una doctrina cargada de emotividad que, sin embargo, parecía ofrecer una visión armonizada de la guerra. Y esa visión permitió a los Marines imaginar planteamientos operativos para derrotar al enemigo.
El Ejército de Tierra, algo menos afectado por la emoción de los debates sobre la guerra de maniobras de los años ochenta, desarrolló un cuerpo de pensamiento menos inspirado pero también menos controvertido en el lenguaje del arte operacional. Este enfoque más firme no se extendió como la pólvora de la misma forma que la guerra de maniobras del Cuerpo de Marines, pero poco a poco fue dominando el pensamiento de la fuerza conjunta sobre cómo enfocar la guerra. El MCDP-1 valora un único método de guerra por encima de todos los demás. Hace de la maniobra la principal lente a través de la cual entender la guerra, lo que confunde la comprensión del arte operacional por parte del lector. En última instancia, esto lleva a muchos a malinterpretar la naturaleza de la guerra, confundiéndola con el carácter de la guerra de maniobras.
Rehabilitar el MCDP-1 es posible. Pero para ello será necesario que el Cuerpo de Marines salve la brecha cada vez más evidente entre lo que creen los Marines sobre la guerra y las afirmaciones del MCDP-1. Quienes revisen la publicación tendrán que armonizar las problemáticas afirmaciones del MCDP-1 sobre la «guerra de maniobras» con una teoría coherente de las metodologías bélicas.
Sobre la guerra(Metodología) On war(fare Methodology)
Tal y como la interpreta el MCDP-1, la guerra de maniobras es defectuosa desde el punto de vista de su definición y no encaja en ninguna teoría de la guerra internamente coherente (1). Su construcción crea una falsa dicotomía entre desgaste y maniobra. Pero la atención prestada a esa dicotomía también oculta un tercer método fundamental para los conceptos operativos modernos: la guerra posicional. Las definiciones coherentes de estos tres métodos -desgaste, guerra posicional y guerra de maniobra- hacen que las técnicas de guerra de maniobra del MCDP-1 sean lo que un autor llama una «fantasía» (2).
En la Gaceta del Cuerpo de Marines de octubre de 2022, tomé conceptos prestados de la doctrina del Ejército y del teórico militar Amos Fox para definir esos tres métodos por los mecanismos de derrota que persiguen, lo que ayuda a resolver esta falsa dicotomía. En este esquema, las técnicas de desgaste son «métodos para reducir la capacidad de lucha del enemigo». Las técnicas posicionales son «métodos para reducir la capacidad de lucha del enemigo». Las técnicas de guerra de maniobra reducen la «voluntad de luchar» del enemigo (3). Es más fácil verificar los logros de los métodos de desgaste. Es más difícil hacerlo con los métodos de maniobra. Al mismo tiempo, el éxito del desgaste es el más difícil de revertir, mientras que los éxitos nebulosos de la maniobra son los más fáciles de revertir. Combinadas, la alta verificabilidad y la baja reversibilidad hacen de las técnicas de desgaste una forma más fiable de alcanzar el estado final deseado.
Ampliar esta línea de razonamiento sugiere cómo hacer que MCDP-1 sea más útil.
La falsabilidad de los métodos de guerra
Las afirmaciones falsables pueden contradecirse mediante experimentos y cuestionarse con pruebas mensurables. Si se realizan correctamente, estas pruebas aumentan la probabilidad de que una hipótesis determinada sea correcta. Si el combate pone a prueba una teoría de la victoria, entonces, para que el combate demuestre su validez, dicha teoría debe basarse en mecanismos de derrota que puedan medirse (y, por tanto, que sean falsables). La victoria, por satisfactoria que sea, no es una prueba suficiente. Sin probar de forma fiable los métodos de combate con este fin, los mandos dependen principalmente del instinto visceral para ganar.
El Suboficial Jefe 5 del Ejército de Tierra Maurice Duclos afirma que los factores operativos de tiempo, espacio y material son los únicos medibles en el enfrentamiento (4). Duclos desarrolló esta noción para ayudar a las fuerzas de operaciones especiales a centrarse en actividades que contribuyan de forma mensurable al enfrentamiento en lugar de en aquellas que simplemente «informan bien»( merely brief well). El argumento es sencillo: Si no puedes articular el impacto medido de una actividad, no debes darle prioridad. Si se ha calculado el efecto medido de una operación pero no se ha conseguido, se debe recalibrar o poner fin a la actividad.
En la formulación de Duclos, el factor material corresponde a los métodos de desgaste. Medir el material y su destrucción es la medida más sencilla en la guerra: los tanques incendiados son fáciles de contar. El tiempo y el espacio están más relacionados con la ventaja posicional y son más difíciles de medir. Están interrelacionados de forma compleja y varían en función de las capacidades de los combatientes. Ganar ventaja en el tiempo suele imponer costes en el espacio, y viceversa.
Un maniobrista dedicado podría afirmar que conseguir una ventaja temporal -tempo- es un elemento clave de la guerra de maniobras. Esto es un error. Una ventaja temporal permite principalmente una ventaja posicional o de desgaste: ganar al adversario en terreno clave o destruir material crítico antes de que pueda ser reemplazado. Pero el tiempo, en sí mismo, no tiene significado para el combate.
Marines de la Fuerza de Rotación de Marines-Darwin 22 establecen posiciones defensivas mientras los MV-22 Ospreys se aproximan para aterrizar durante la toma de un aeródromo. Resulta alarmante darse cuenta de que el MCDP-1 no contempla la posibilidad de que la guerra de maniobras pueda fracasar. Su consejo implícito ante una aproximación fallida es maniobrar con más fuerza.
La fusión de conceptos no relacionados (tempo) con la guerra de maniobras es otro de los defectos del MCDP-1. La «superación» cognitiva del bucle OODA del enemigo es un resultado de segundo orden de la ventaja posicional o de desgaste obtenida con la velocidad; el efecto cognitivo no se deriva de la velocidad en sí. Cuando el MCDP-1 plantea este mismo punto, aclara que lo importante es la velocidad relativa, pero deja sin especificar qué efecto debe proporcionar esta velocidad. En una pelea de perros(dog fight), la velocidad relativa permite a un piloto actuar derribando al otro. De este modo, la «A» de OODA bien podría ser «desgaste».
Los métodos de guerra no mensurables no son científicos porque no se pueden probar. En la lista de factores mensurables de Duclos no aparecen la voluntad, la moral, la cohesión y otros factores intangibles en los que se basa la guerra de maniobras. Estos intangibles no carecen de importancia, sólo que no pueden medirse más que con aproximaciones poco fiables y distantes. Así pues, cualquier enfoque militar basado en estos factores intangibles es una guerra de fe. No se puede entrenar, planificar, evaluar ni cambiar.
Esto permite a los maniobristas afirmar que cualquier fracaso de la guerra de maniobras es simplemente un fracaso por no hacerla correctamente, mientras que una guerra de desgaste exitosa es de alguna manera secretamente «maniobrista «en su esencia. «Un verdadero maniobrista habría tenido éxito». Si la única forma de distinguir a un «verdadero» maniobrista de uno malo es juzgando el éxito a posteriori, el concepto no es mensurable y, por tanto, es infalsable, porque depende principalmente de definiciones cambiantes. Esta falacia lógica es lo bastante común como para tener un nombre: «No True Scotsman».
Consideremos como ejemplo la afirmación del MCDP-1 de que, utilizando el análisis del centro de gravedad, el desgaste selectivo provocará el colapso de la voluntad del enemigo. ¿Cómo puede medirse esto? ¿Por el resultado (rendición, quizás)? Esto no ayuda, porque el desgaste de alto valor era la única acción medible. Si un comandante revelara que se rindió porque preveía que este desgaste superaría su capacidad de reemplazar o reconstituir fuerzas, sólo habríamos conseguido verificar la definición de guerra de desgaste. Medir el progreso durante una batalla o campaña de «guerra de maniobras» es imposible porque la decisión de cesar la lucha es instantánea (por no decir reversible). Esto hace que los debates sobre la guerra de maniobras sean quijotescos y agotadores, como revela la década de series de «Cartas de atricionistas» y «Artículos de maniobristas» de la Gaceta del Cuerpo de Marines.
El MCDP-1 genera esto al definir de forma incorrecta e incompleta los métodos de guerra. El problema puede verse en el debate sin sentido sobre si las operaciones avanzadas de bases expedicionarias (EABO) son coherentes con la guerra de maniobras. Sus defensores insisten en que sí. Los que se oponen al diseño de fuerzas insisten en que no lo es. Los infantes de marina sólo pueden discrepar sobre una valoración tan básica porque la incompleta y confusa concepción de los métodos de guerra del MCDP-1 es, en el mejor de los casos, ambigua. Mientras tanto, el debate distrae de la cuestión crítica de si la EABO funcionará.
Pero si la lógica del MCDP-1 es tan frágil, ¿por qué los marines no han fracasado más a menudo en el campo de batalla? Los marines triunfan tácticamente porque lo que realmente emplean son técnicas posicionales y de desgaste: acercarse al enemigo y destruirlo. El hecho de que los Marines lo hagan y lo llamen guerra de maniobras es un problema de disonancia cognitiva. Aunque el MCDP-1 no describa bien el arte operacional, sus raíces comunes y su enfoque similar hacen que la publicación resulte útil en general.
Los contornos de una reescritura
El actual MCDP-1 confunde la naturaleza de la guerra con el carácter de un único método bélico. Peor aún, implica que existe una única forma superior de guerra para todos los contextos, lo que rompe el vínculo estratégico entre fines, formas y medios. El Cuerpo de Marines necesita divorciar el «Warfighting» de la «guerra de maniobras».
El servicio también debe desterrar la idea de que la voluntad del enemigo es directamente atacable en los planteamientos operativos. Por muy importantes que sean los intangibles, la capacidad de tenerlos en cuenta en el adiestramiento y la planificación bélica es ínfima. Hay que tener en cuenta que ningún plan de guerra estadounidense ejecutado históricamente ha tenido como objetivo la voluntad del enemigo. Y difícilmente se puede entrenar para afectar a la voluntad de un adversario. Incluso en los ejercicios de fuerza contra fuerza, en los que no existe una verdadera amenaza para la vida o la libertad, no hay una voluntad contraria real que quebrar.
Consideremos el siguiente pasaje de MCDP-1: Un medio esencial para superar la fricción es la voluntad; prevalecemos sobre la fricción mediante la fuerza persistente de la mente y el espíritu. Mientras nos esforzamos por superar los efectos de la fricción, debemos intentar al mismo tiempo elevar la fricción de nuestro enemigo a un nivel que debilite su capacidad de lucha (5).
En esencia, esto exhorta a los infantes de marina a abrirse camino mediante la voluntad a través de la fricción. Peor aún, da a entender que el adversario carece de una capacidad recíproca, presumiendo en su lugar que es intrínsecamente inferior, una implicación chocante. El MCDP-1 se retracta de esta atrevida suposición en su siguiente párrafo, en el que aconseja utilizar el entrenamiento y la experiencia -y no la voluntad- para superar las fricciones. Pero el papel de la voluntad en el MCDP-1 sigue siendo importante.
Además, el Cuerpo de Marines debe describir teorías de la victoria «falsables» y articular mecanismos de derrota que pongan de manifiesto las ventajas, desventajas y relevancia de cada una de ellas. Esto fomentaría la adaptación en el campo de batalla y permitiría a los mandos desarrollar planteamientos operativos fiables para los problemas. Resulta alarmante comprobar que el MCDP-1 no contempla la posibilidad de que la guerra de maniobras pueda fracasar. Su consejo implícito ante un planteamiento fallido es maniobrar con más fuerza.
Describir más de una forma de combatir podría eliminar parte del fanatismo que entierra los debates sobre la eficacia de la EABO bajo la ortodoxia de la guerra de maniobras. La presunción implícita de que todo lo que hacen los Marines debe ser «guerra de maniobras» es una patraña antiintelectual. Esto es guerra, no la Inquisición.
Aunque los principios de la lucha bélica deberían aplicarse en todos los dominios, es imposible leer el MCDP-1 sin darse cuenta de que se trata de una doctrina de dos dominios: aéreo y terrestre. Es lamentable que el ámbito marítimo apenas se mencione. Y se puede argumentar que las operaciones de información y cibernéticas pueden afectar más directamente a la voluntad del adversario que las acciones en los dominios físicos. Sin embargo, ambos dominios están ausentes, un signo de la antigüedad de la publicación.
Alejarse de la guerra en dos dominios situaría mejor al Cuerpo de Marines dentro de la Fuerza Conjunta (algo que el MCDP-1 no consigue hacer de forma significativa). Redactado en 1989, antes incluso de la Primera Guerra del Golfo, el MCDP-1 es un documento posterior a Goldwater-Nichols, escrito con una mentalidad anterior a esta última sobre el papel del cuerpo. Y aunque el MCDP-1 es doctrina de servicio, no conjunta, casi cuatro décadas después de la creación de la moderna Fuerza Conjunta, el Cuerpo de Marines se merece una publicación fundacional que contemple el servicio en una lucha conjunta, especialmente ahora que los fuegos y habilitadores conjuntos están disponibles también en los escalones de mando más bajos.
Por último -y esto será lo más traumático- eliminen el término «guerra de maniobras» de la publicación. Si la guerra de desgaste y la posicional son métodos de guerra científicos y mensurables y la guerra de maniobras es mera creatividad en su aplicación, entonces el término apropiado es arte operacional. La lenta sustitución de «guerra de maniobras» por «arte operacional» fuera del Cuerpo de Marines desde la década de 1980 debería ser una pista. Pero la repulsión que casi todos los Marines podrían sentir ante la abolición de la expresión «guerra de maniobras» de la doctrina es la prueba más clara de que la edición actual del MCDP-1 nos ha condicionado para abordar la guerra con emoción, no con desapego profesional.
Ciencia y arte
La forma actual del MCDP-1 es defectuosa debido a su énfasis excesivo en una forma no científica de la guerra y su ceguera a un método crítico: la guerra posicional. El papel del MCDP-1 en la socialización de los nuevos Marines en una ética de combate debe mantenerse en cualquier reescritura. Pero a menos que se reescriba, otros elementos del MCDP-1 continuarán diluyendo el debate intelectual, restringiendo el pensamiento innovador sobre futuros conflictos y reduciendo la «guerra de maniobras» a un shibboleth vacío de significado práctico.
A algunos les preocupa que la reescritura de la MCDP-1 pueda arruinarla. John Schmitt, su autor, ha comparado la redacción del MCDP-1 con atrapar un rayo en una botella, un acontecimiento que probablemente no se repita y que es imposible intentar repetir. Pero si los Marines no emplean realmente la guerra de maniobras prevista por el MCDP-1, no hay nada malo en arruinarlo. El Cuerpo de Marines podría acabar con una doctrina más utilizable por la que los marines se sintieran menos emocionados. ¿No sería eso bueno?
(1) Maj Christopher Denzel, USMC, “Achieving Decision on the Battlefield: Redefining Maneuver Warfare as Method, Not Philosophy,” Marine Corps Gazette 106, no. 8 (August 2022): 86–89.
(3) Denzel, “Achieving Decision on the Battlefield.”
(4) Episode 62: “Time, Space, and Material: Metrics for Assessing Irregular Warfare,” Modern War Institute Podcast, 25 September 2022.
(5) U.S. Marine Corps, MCDP-1: Warfighting (Headquarters U.S. Marine Corps, 1997), 1-5–1-6. Major Christopher Denzel, U.S. Marine Corps
Major Denzel is a Marine air-ground task force planner and intelligence officer currently serving on the III Marine Expeditionary Force contingency plans team (G-5). He is a graduate of the U.S. Army School of Advanced Military Studies and National Intelligence University. He has deployed to Afghanistan and with the 24th Marine Expeditionary Unit.
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